Como os supongo ávidos de novedades del Dolorido, vuelvo a contaros mi doloroso proceso.
En este mes largo de silencio, he seguido intentando hacer un par de salidas semanales cortas con zapatillas minimalistas. Días alternos he seguido tablas de fortalecimiento del tren inferior, con especial atención a gemelos y sóleos. Lo mismo con estiramientos. Saltos a 180 por minuto (por cierto,
aquí y
aquítenéis listas de canciones a 180bpm, para haceros una lista de reproducción en Spotify, por ejemplo), entrenamientos tipo GAP, HIIT y functional training descalzo o con zapatillas minimalistas, todos recomendados por mi fisioterapeuta, firme defensor del minimalismo y conocedor del proceso de adaptación. Me concentro en la técnica, la postura y la pisada
Sólo uso calzado minimalista en la calle, y en casa voy descalzo. Pues bien, el resultado ha sido incrementar considerablemente el dolor en el tendón de Aquiles derecho, y sobre todo, en los dos empeines. Por las mañanas los dolores son horribles, me cuesta andar, y no os cuento lo que supone bajar escaleras. Es cierto que al cabo de unos minutos de caminar los dolores se alivian considerablemente, y el resto del día vuelve a la normalidad, ... hasta que me vuelvo a sentar o a tumbar para una sietecilla. Al levantarme de nuevo, vuelven los dolores.
El otro día opté por cambiar de calzado en la calle. Dejé de usar las Merrell Excursion Glove en días templados y secos, y las botas Decathlon NewFeel los de lluvia, nieve y frío. Llevo tres días calzándome una Innov8 de trail con 4mm de drop para andar por la calle y ... ¡Milagro! no se me han aliviado del todo los dolores, pero estoy mucho mejor.
¿Alguien puede explicarme qué me pasa? ¿Necesito drop, por pequeño que sea?¿Me estoy haciendo algo malo en los pies que se pueda cronificar y converstirse en un problema serio?¿O tengo que perseverar?
'Ideológicamente' estoy profundamente convencido del minimalismo y el descalcismo. Creo que he estudiado con atención el proceso adaptativo, y que, aunque en su día cometí errores, llevo meses haciendo lo posible por subsanarlos y no volver a caer en ellos. Pero mi fé se debilita. Hasta el cambio de clazado estaba a un paso de mandarlo todo al guano y volver a la amortiguación. Ahora, aunque veo un poco de luz al final del túnel, no se me quita el resquemor de que pueda ser un tren que viene de frente.
Por favor, ayudad al deseperado Dolorido a recuperar la firmeza perdida. Sé que este camino es duro, pero necesito consejo, apoyo moral y ayuda de cualquier tipo. Una guía en el camino.
Saludos, y gracias de antemano a todos los que hayáis llegado hasta aquí.